sábado, 19 de mayo de 2012

LAMENTACIONES. CAPÍTULO 5.


51Recuerda, Señor, lo que nos ha pasado;
mira y fíjate en nuestras afrentas.
2Nuestra heredad ha pasado a los bárbaros;
nuestras casas, a extranjeros;
3hemos quedado huérfanos de padre
y nuestras madres han quedado viudas.
4Tenemos que comprar el agua que bebemos
y pagar la leña que nos llevamos.
5Nos empujan con un yugo al cuello,
nos fatigan sin darnos descanso.
6Hemos pactado con Egipto y Asiria
para saciamos de pan.
7Nuestros padres pecaron, y ya no viven,
y nosotros cargamos con sus culpas.
8Unos esclavos nos han sometido
y nadie nos libra de su poder.
9 Arriesgamos la vida por el pan,
pues la espada amenaza en descampado.
10Nuestra piel quema como un horno,
torturada por el hambre.
11Violaron a las mujeres en Sión 
y a las doncellas en los pueblos de Judá;
12con sus manos colgaron a los príncipes,
sin respetar a los ancianos;
13forzaron a los jóvenes a mover el molino,
y los muchachos sucumbían bajo cargas de leña.
14Los ancianos ya no se sientan a la puerta,
los jóvenes ya no cantan;
15ha cesado el gozo del corazón,
las danzas se han vuelto duelo;
16se nos ha caído la corona de la cabeza:
¡Ay de nosotros, que hemos pecado!
17Por eso está enfermo nuestro corazón
y se nos nublan los ojos,
18porque el Monte Sión está desolado
y los zorros se pasean por él.
19pero tú, Señor, eres rey por siempre,
tu trono dura de edad en edad.
20¿Por qué te olvidas siempre de nosotros
y nos tienes abandonados por tanto tiempo?
2lSeñor, tráenos hacia ti para que volvamos,
renueva los tiempos pasados,
22¿O es que ya nos has rechazado,
que tu cólera no tiene medida?


5 La última elegía, llamada tradicionalmente "oración del profeta Jeremías"; se parece mucho a algunos salmos, como el 44 y el 74. Reconocen el pecado, alegan argumentos para mover al Señor y le encomiendan la solución.

5,1 Con el recuerdo y la mirada de Dios comenzó la liberación del éxodo (Ex 3,7.16; 6,3-6). ¿No podrá comenzar una nueva etapa semejante? "Afrenta": puede resumir toda la esclavitud de Egipto (Jos 5,9) y sintetiza la nueva cautividad.

5,2 La heredad es la tierra prometida; se ha cerrado una era del don divino: Dt 6,11 y Jos 24,13; Jr 32. Si la heredad ha pasado a manos extrañas, habrá quien la rescate: Jr 32.

5,3 Huérfanos y viudas atraen la protección especial de Dios, según Sal 68,6.

5,4 El agua tiene aquí un sentido concreto y material (cfr. Dt 2,6; 6,11), lo cual no excluye una posible resonancia del valor simbólico.

5,5 Transportando cargas, como antaño en Egipto (Ex 5), materializan el yugo extranjero.

5,6 La mención de Asiria aquí se debe o a una cita de Jr 2,18, o es cifra para disimular el nombre de Babilonia. El pacto ya no es para conseguir ayuda militar: cfr. Sal 105,16-18.

5,7 Conviene recordar la polémica de Ezequiel 18 y el anuncio de Jr 31,29-30. La elegía confiesa el pecado paterno y el propio (7.16), como el Sal 1 06,6 o Jr 14,20. La culpa paterna se va acumulando hasta desbordar la posibilidad de perdón, la culpa propia la actualiza y colma la medida. Véase Bar 3,4.

5,8 Invierte la promesa de Dt 15,6; véase 1 Sm 17,8s.

5,9 O bien: "vendiéndonos compramos el pan", o sea, pagamos el alimento con la libertad (Gn 47). Véanse Jr 6,25 y Dt 28,48.

5,11-14 Se lee una duplicación de "ancianos y jóvenes": quizá se deba al doble valor, de edad y función: "senadores y soldados". Para ilustrar los grupos pueden leerse algunos textos selectos: mujeres (Dt 28,30.32), príncipes (Dt 21,23 Y Jos 10,26), ancianos (Lv 19,32), jóvenes (Jue 16,21; Is 47,2), muchachos (Jos 9,27), concejales (Job 29,7), mozos (Jr 16,9; 25,10).

5,15 Puede aludir al sábado trágico de 1,7. Véanse Jr 31,4.13; Sal 30,12.

5,16 La "corona": de los comensales en un banquete (Is 28,1), del rey o jefe (Jr 13, 18); en sentido metafórico puede describir la ciudad con su muralla almenada (Is 28,3; 62.3).

5,17 Cita de Is 1,5.

5,18 Se cumple lo anunciado en Jr 9.10; véase también Ez 13,4.

5,19-22 Movimiento alterno y unitario de súplica y pregunta; la última palabra del poema y del libro son estos cuatro versos; el acorde final no es de desesperación, sino de súplica.

5,19 Cuando parece que el trono de David yace derribado. se afirma el trono del Señor, como rey de Israel y soberano de la historia. Compárese con Sal 72.5; 102.13.

5,20 Si el reinado de Dios es perpetuo, no lo es la vida humana, los judíos sienten prisa. El que Dios reine por siempre no ha de justificar que difiera la salvación de su pueblo: véanse Jr 25.12 y Sal 12.1; 41,10; 74, 19.23.

5,21 El verbo shub-volver, cambiar, convertirse- señalará el cambio de dirección en la historia. La atracción del Señor producirá la conversión, la vuelta a él hará volver del destierro. Es un verbo favorito de Jeremías en sus diversas acepciones:
3.1.7.10.12.14.22; 4.1; 5,3; 31.8.16.17.18.19.21-23. etc.

5,22 El tono retórico se aclara comparando el verso con Jr 14.19; Jr 33.36; cfr. 31.37. 

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